¿Quiénes son los ganadores de Internet en la actualidad?
¿Facebook o Twitter? ¿Pinterest o Instagram? ¿Spotify o Apple Music? Son muchas las batallas que se libran en internet entre redes sociales, servicios de mensajería o de música en «streaming». Enfrentamientos menores, arduas disputas, luchas cruentas entre, algunos, gigantes de la tecnología que mueven millones de dólares en ingresos y, por supuesto, millones de datos personales, el gran negocio de los últimos tiempos.
Pero nos encontramos en un panorama cambiante. Al igual que sucede en la tecnología de consumo, las empresas veteranas del sector -salvo honrosas excepciones- han cedido el testigo a empresas más jóvenes. Allí están las Nokia o las BlackBerry que prácticamente no tienen presencia en los mercados. Aunque Apple, con cuarenta años a sus espaldas, sigue cosechando éxitos y, en muchos aspectos, marcando la pauta en la innovación, hoy en día son otras marcas de menos de veinte años de existencia las que arrastran a los consumidores.
Y en el ámbito de internet y los servicios digitales está sucediendo tres cuartos de lo mismo. Yahoo está, prácticamente, desaparecida. Su esperanza es sobrevivir a manos de la teleoperadora Verizon. Google, sin presencia en el mundo social, busca penetrar en otros sectores y alejarse del «motor de búsqueda». Hoy en día es Facebook la empresa modelo.
En esta jungla digital, los usuarios de redes sociales y aplicaciones comienzan a distanciarse unos de otros, no solo por cuestiones evidentes como la edad. Bien se sabe que los jóvenes, por regla general, huyen de los espacios en donde se encuentran los adultos y sus padres. Y Facebook, con más de 1.710 millones de usuarios, corre el riesgo de tocar su techo de crecimiento y comenzar a observar cómo una generación llamada «Millennial» toma posiciones fuera de sus fronteras. Su objetivo, buscar otros lugares (virtuales) donde pasar el rato, divertirse, entretenerse y estar, como es de recibo, en comunicación permanente con sus amigos.
Hubo un tiempo, sí, en que Twitter y Facebook se podían equiparar. Vistos los ritmos de crecimiento de uno y otro, y los derroteros por donde han sumado, hoy en día son firmas incomparables. Aunque en los últimos años han querido abrazar de manera recíproca servicios y funcionalidades propias de la filosofía de cada bando. Ha llegado un momento en el que no existe confusión: siempre sirvieron para distintos fines, algo que tal vez la red del pajarito azul no ha llegado a comprender en los últimos tiempos.
Sus vaivenes, ensayos, cambios y experimentación no han logrado cautivar al gran público y, con un acumulado de 313 millones de usuarios, no hay día en que no se rumoree el interés de una empresa mayor en hacerse con los servicios de esta plataforma que es sinónimo de telerrealidad, comunicación en tiempo real y ha creado formas distintas de comunicación.
Pero en ese nuevo orden mundial de las redes sociales han empezado a cobrar mayor protagonismo marcas como Snapchat -uno de los fenómenos actuales entre un público mayoritariamente joven, y WhatsApp que, pese a nacer en 2009 y tener varios años de existencia, ha comenzado a recoger la comunicación grupal que, hasta entonces, parecía canalizar Facebook. Visto en perspectiva, los 19.000 millones de euros que desembolsó Mark Zuckerberg hace tres años por una simple aplicación de mensajería ha sido, cuanto menos, clarividente de la situación en la que nos encontramos.
Vestido de brujo, el ser humano se ha puesto habitualmente la chaqueta de gurú, aunque pocas veces se acierta a buen nivel. ¿Qué deparará el futuro? Aún no se sabe. Para algunos expertos, el tablero de las plataformas de internet continuará moviéndose de manera consistente. «Veo que ninguno de los dos [por Facebook y Twitter] va a serlo en el futuro, sabiendo como la gente joven pasa cada vez más de Facebook y veo más a Snapchat, que ha revolucionado los códigos de lenguaje, el que está cautivando al perfil que viene. Snapchat le está comiendo la oreja a Facebook al igual que Instagram a Twitter. Creo que se ve claramente cómo son dos monstruos que se van debilitando y van llegando nuevas cosas», considera Óscar Hormigos, fundador de The App Date.
Las aplicaciones de mensajería son arena de otro costal. Han cubierto una necesidad básica, la comunicación, y han aprovechado el auge de una tecnología, los teléfonos móviles inteligentes, que gozan de una penetración increíble. Con sus virtudes y sus defectos, WhatsApp sigue siendo la reina en estos ambientes. Le sigue su «hermana» Messenger -ambas propiedad de Facebook-, que superan ya el umbral de los mil millones de usuarios en todo el mundo con presencias importantes en mercados como el europeo.
Pero en la pelea por el liderazgo de las «apps» de mensajería aparecen otras como WeChat o Line. Pegatinas («stickers»), llamadas y videollamadas, funciones para compartir archivos en varios formatos, apuesta por la seguridad de los datos han servido para dar pasos importantes hacia la confección de plataformas más completas. El próximo salto, quizás, vendrá de la mano de los llamados «chatbots» basados en Inteligencia Artificial pero todavía es pronto si servicios como el reciente lanzamiento Google Allo tendrá más vida y si aportará algo importante. «Las propias aplicaciones de mensajería están compitiendo contra las propias redes sociales convencionales y tienen uso más masivo»., añade este experto.
Nos encontramos, con todo, un panorama cambiante. En retroceso para algunas firmas, cree este experto: «Los líderes del sector van a la baja y aparecen nuevos códigos». Y, frente a esas posiciones, otra realidad que es evidente es la popularización y extensión de los servicios y plataformas de «streaming» que han inaugurado nuevas formas de consumos de contenidos. Para muestra, la música. El reproductor Spotify acaba de alcanzar los 40 millones de suscriptores de pago, una cifra que supera con creces a otros rivales como Apple Music, que debe contentarse con recibir el dinero de 17 millones de personas. «Desde luego en la música digital hay un claro ganador. Spotify lo entendió primero, tiró del carro, tiene una gran ventaja natural y Apple está demsotnrado que está flojo de cintura», manifiesta.