Los Chefs de Silicon Valley cuentan cómo alimentan a sus "genios"
La crítica gastronómica Amanda Gold ha pasado los dos últimos años cubriendo los avances de la tecnología alimentaria para un diario de San Francisco. Hace poco dejó este trabajo para crear Gold Culinary, una consultoría para restaurantes y empresas del ‘food tech’. Su experiencia le ha hecho conocer muy bien lo que se cuece en las empresas tecnológicas de la bahía: "Les importan mucho [los restaurantes y cafeterías]. De hecho, es uno de los mejores beneficios de trabajar en una de estas grandes compañías"
Aunque Google, Facebook o Twitter se llevarían, en su opinión, la palma por sus programas alimentarios, también "las compañías pequeñas y las 'startups' ofrecen comida a sus empleados, aunque a menudo se hace a través de servicios de reparto 'on demand' y compañías locales de 'catering'".
Charlie Ayers fue uno de los chefs pioneros en eso de crear un programa específico para una compañía. En concreto, para Google.Por aquel entonces, Google era una empresa mucho más modesta de lo que es hoy en día. Sin embargo, "comprar, preparar, cocinar y limpiar para 60 personas tres veces al día cinco días a la semana era físicamente agotador. A medida que la empresa crecía lo hizo mi equipo culinario".
En la actualidad, el Charlie’s Cafe sirve muchos tipos de comida, aunque destacan los platos étnicos y los vegetarianos. Google promueve una cultura de productos frescos y orgánicos que el propio Charlie abrazó en los 90, trasladó a la compañía y después no se ha dejado de seguir.
Tras salir de Google, se ha convertido en un evangelizador de la importancia de la comida en las 'startups'. Llegó a escribir un libro de cocina en el que recogía algunas de las recetas que preparó cuando estaba en la firma, como las hamburguesas de cordero con salsa 'tzatziki', una mezcla de pepino y yogur típica de Grecia.
Para Charlie, platos como este aportan al trabajador la energía para seguir innovando, sin renunciar a una dieta saludable. Esa filosofía está presente en otras tecnológicas, como Airbnb. David McIntyre, responsable del programa de alimentación de la empresa de alojamiento, ha desvelado algunos de sus secretos.
Apuestan por bebidas que preparan ellos mismos y comida de proveedores locales. Dos veces a la semana, producen su propia leche de almendras, que envasan en botellas reutilizables. El objetivo es no servir productos con endulzantes o conservantes: la suya tan solo tiene agua y almendras.
Dean Spinks, 'executive chef' de Facebook y antiguo ayudante de Charlie. En 2008, él y otros miembros del equipo decidieron irse con Josef Desimone a montar los primeros restaurantes de la red social. Hasta entonces, los de Mark Zuckerberg se habían apañado con empresas de 'catering'; ahora cuentan con varios restaurantes, además de cafeterías temáticas en las que se puede comer desde sushi hasta hamburguesas. Para tener contentos a los empleados, Desimone ponía sus nombres a algunas de las recetas.
En el servicio de almacenamiento en la nube Dropbox, los sándwichs de confitura de pato se mezclan con la carne en salsa de cilantro y guarnición de verduras. Estos y otros platos igual de sofisticados, como unos dulces para concienciar sobre el cáncer de mama, se pueden ver en su página de Facebook. Entre las opciones para comer hay una llamada "625", cuyos platos tienen este número de calorías o menos.
Hace año y medio, los batidos de proteínas causaban furor entre los trabajadores de la Bay Area: supuestamente nutritivos, reducían el tiempo que se tarda en comer para volver al trabajo cuanto antes. Mientras algunos abrazaban esta tendencia, otras se esforzaban y se esfuerzan por ofrecer una comida diferente con la que engatusar, aunque sea por el estómago, a los genios que trabajan en las tecnológicas. "Saben que tendrán una mayor probabilidad de éxito si invierten en la salud y el bienestar de sus empleados", sentencia Ayers.