Particularmente están en progresivo desarrollo y prolongada extensión las tecnologías telemáticas (telecomunicación + informática) y más específicamente las de Internet, y bajo tal propósito se propugna, desde distintos ámbitos, su integración curricular en la práctica pedagógica.

La disminución en los costos con respecto a la formación presencial es notable para las instituciones, mientras que la mayor parte de los docentes consideran que los elementos virtuales son un incentivo para los estudiantes, en la lucha contra el agobio y la frustración de niños, jóvenes y adultos frente a las situaciones de enseñanza-aprendizaje tradicionales.

Cada vez más habituados a la exposición a múltiples fuentes de información, comunicación e interacción a través de los medios de comunicación, redes sociales e Internet en general, los alumnos encuentran con mayor naturalidad aquello de asimilar contenidos provenientes de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.

La utilización de recursos digitales por las conveniencias económicas o los incentivos propios del marketing no siempre equivalen a un uso inteligente de las Tics en la educación. Ocurre frecuentemente que los estudiantes se sienten "estafados" por "cursos virtuales" que no son más que una colección de presentaciones sin soporte formal o guía de práctica pedagógica consistente con los objetivos de aprendizaje y expectativas de obtener competencias que presumen.

Los contenidos y materiales de estudio "en línea" deben formar parte de una compleja trama de recursos donde los agentes de la formación (los docentes, las Instituciones) siguen lineamientos específicos para que el proceso no solo se trate de los "instrumentos" que mediatizan el entorno educativo (computadoras, videoconferencias, etc.), sino de un verdadero proceso de simulación comunicativa directa entre personas, emisoras y receptoras al mismo tiempo.

Cualquiera sea el ámbito de aplicación (escolar o extraescolar), la comunicación educativa, la interacción, el diálogo, el modelo docente de aprendizaje, los materiales, los objetos de aprendizaje tecnológicamente innovadores, la asesoría y la tutoría en línea, y la posibilidad de instancias presenciales, constituyen la base sobre la cual se sustenta el éxito o el fracaso de cualquier propuesta educativa de esta naturaleza. Es clave, además, el enfoque psicopedagógico para evaluar las propuestas.

Asimismo, en el sistema de transferencia de información que se produce en la comunidad de aprendizaje que forman los profesores y los alumnos, mas allá de la tarea docente en la educación virtual, se debe apuntar a la “tarea” de quienes hoy son estudiantes de cursos virtuales, quienes están comprometidos directa o indirectamente, con reflexiones sobre los fines, retos y formas que está adoptando la educación ante las nuevas demandas y necesidades de la sociedad de la información. Toda interactividad optimizará los desarrollos educativos del futuro, con modelos situados en entornos muy diferentes a los del salón de clase. Contribuir a este feedback fue el sentido último de nuestra encuesta.

Particularmente dirigida a explorar sensaciones y opiniones respecto al e-learning (o b-learning, en su versión mixta), sobre nuestra encuesta intervino una cuestión adicional: la de la enseñanza de segundas lenguas bajo esta modalidad.

Casi el 80% de los consultados opinaron que definitivamente se sienten atraídos por una educación de este tipo, pero más de la mitad de ellos aceptaron que solo lo harían con una apropiada tutoría virtual.

Y entre los que no emprenderían una formación virtual en idioma inglés, es importante destacar que un 2,6% directamente no cuentan con una computadora (o al menos, no con una conexión a Internet) por lo que podríamos alegar cierta falta de familiaridad con el recurso y su utilización.

El enfoque comunicativo es probablemente el de mayor relevancia y el más considerado en la enseñanza actual de idiomas. Es por esta razón, que el desafío de quienes diseñan instrucción en este sentido sea el de crear un entorno virtual de “cooperación” y “acompañamiento” superador de la instancia individual que vive el sujeto de aprendizaje frente a una computadora.

A su vez, se intenta asumir sus necesidades específicas y se considera importante fomentar su responsabilidad y autonomía. En esta senda, las estrategias de aprendizaje muchas veces suelen flaquear en lo que respecta a “comprometer”, al tiempo que “acompañar” al estudiante para que aplique de manera más efectiva los recursos a cada situación de aprendizaje y mejore así la forma en que aprende. Los resultados de esta encuesta son elocuentes en lo que respecta a esta cuestión: el acompañamiento de una tutoría o asesoría virtual es considerado imprescindible por el 45,6% del total de los consultados.

La educación virtual de idiomas es, en definitiva, un asunto de estrategias globales, y no solo de recursos tecnológicos.