Por Hernán Rodrigo Figueira (*)
«Cogito ergo sum», frase latina, que en castellano se traduce como «pienso, luego existo», es un planteamiento filosófico del célebre René Descartes, el cual se convirtió en el elemento fundamental del racionalismo de occidente. «Cogito ergo sum» es una traducción del original en francés: «Je pense, donc je suis», encontrado en su famoso Discurso del método (1637):
La frase de Descartes expresa uno de los principios filosóficos fundamentales de la filosofía moderna: que mi pensamiento, y por lo tanto mi propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas.
Sin embargo, Nietzsche considera que Descartes ha planteado su célebre enunciado como un silogismo en el cual la premisa mayor no estaría demostrada (el “pienso”). Casi al mismo tiempo Sartre y Heidegger planteaban que había un defecto en el enunciado cartesiano y hacía renacer las objeciones nietzscheanas.
No es nuestra intención simplificar el pensamiento de Descartes en estas pocas líneas, cuyo pensamiento y filosofía guió al mundo por más de un siglo. Y, un estudio riguroso del pensamiento de Descartes, va más allá de los límites de esta simple nota.
En la película de los Hermanos Wachowski, Matrix, protagonizada por Keanu Reeves (Neo) y la bella Carrie Anne Moss (Trinity), Thomas A. Anderson, ha intuído que algo no es normal en el mundo en el que vive, y, por ende, ha decidido contactar a Morfeo para confirmar, algo, que él mismo ya sabía (o al menos intuía), que es la existencia de otro mundo, un mundo real.
Esta idea de dos mundos (uno real y otro irreal), ya había sido planteada, de algún modo, por Platón, en su célebre Mito de la Caverna.
Pero, volviendo al film, ¿qué es lo que despertó en el protagonista, un hacker informático atrapado en la Matrix (recuerden aquella escena donde se ve en la pantalla de su computadora la frase “Despierta Neo, la Matrix te posee, sigue al conejo blanco…”) a replantearse su vida e intuir que había algo más allá de ese mundo virtual creado por las máquinas? Quizás, fue la misma duda que instaló Descartes, la desconfianza, poner en tela de juicio, todo aquello que se presenta a los sentidos como algo evidente. Ver más allá de los sentidos, o mejor dicho, de lo que se presenta ante los sentidos como algo auténtico.
Esta búsqueda de lo real, lo llevará a Neo a ir más allá de los límites de la Matrix, y convertirse en “El Elegido”. A Descartes, por el contrario, lo llevará a aferrarse a la razón despojada de todo lo sensorial. Para éste último, la experiencia opaca la razón pura, que es lo único de lo que se tiene certeza. En esta misma línea Morfeo se preguntará: “¿Qué es real? ¿Cómo defines lo real?”.
Y si vamos un poco más allá, Real, ¿es aquello que vemos?, o bien, ¿es aquello que queremos ver? Desearíamos ver la realidad de las cosas, pero, cuando llega el momento, y tenemos que elegir, ¿cuántas veces volvemos a tomar la píldora azul y nos acomodarnos, nuevamente, a aquellas cosas que no nos hacen felices de verdad?
Sai Baba, decía que la verdadera causa de la tristeza es la ignorancia.
Neo, decidió salir de la ignorancia y eligió correctamente.
Sabiendo lo que deseas para tu vida, la próxima vez que te toque elegir, ¿cuál será tu decisión?
(*)Instructor de la Red Proydesa desde el 2008
Analista de Telecomunicaciones de LATAM en Prosegur S.A.
Y un apasionado por la Filosofía
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