Fuchsia: así prepara Google su sistema operativo para Internet de las Cosas
Un sistema operativo desde cero, pensado desde la base para ser el programa sobre el que funcionen los aparatos que están por venir. Esa es la premisa de Google para su programa más ambicioso. El buscador, oficialmente, dice que siempre están explorando software y pensando a lo grande, una máxima de Silicon Valley. La realidad es que el proyecto Fuchsia, como se llama en clave, pero muy probablemente ese no sea el nombre comercial, están dando sus primeros pasos.
Durante la pasada conferencia de desarrolladores confirmaron que sus Chromebooks, ordenadores que usan el navegador Chrome como único programa para todas las aplicaciones, serían compatibles con algunas de las aplicaciones de Android. Ese fue el segundo indicio de su plan de convergencia.
El tercero ya ha salido a la luz en forma de repositorio propio, un almacén de código abierto y colaborativo, y también en GitHub, una de las páginas más populares para que los programadores trabajen en equipo. Google pretende así que comiencen a explorar sus posibilidades y aportar soluciones. Uno de los aspectos que más ha llamado la atención es que no usa Linux como base, como sí sucedió con Chrome y Android. Dos desarrolladores muy activos en esta página con aportaciones relevantes son Christopher Anderson y Brian Swetland, expertos en sistemas integrados dentro de Google.
Google, que lleva tiempo intentando conquistar el hogar, hizo un intento con Nexus Q en 2012. Desde comienzos de año se comenta la posibilidad de que estén preparando un software para un aparato similar, que sirva de consola de control de los diferentes complementos del hogar. Anderson, precisamente, estuvo al frente de este cacharro fallido.
Nest, una de las divisiones de Alphabet, comprada tras el éxito de sus termostatos inteligentes, está centrada en este aspecto. Por lo que encaja que se dé una solución integral en lugar de un parche temporal.
La complejidad y posibilidades de Fuchsia son tantas que varios programadores ven que también tendría sentido que sea la opción escogida por Google para sus gafas de realidad virtual. De momento ya funciona en un portátil de Acer. El siguiente reto es que sea capaz de mover una Raspberry Pi 3, uno de los ordenadores más baratos y extendidos en el mundo educativo. A partir de ahí, dado el carácter abierto del código y el entusiasmo con que se ha acogido, Google tendrá que explicar públicamente su finalidad para no perder el control del mismo.