
En 2005, James Billington propuso a la UNESCO la creación de una biblioteca digital mundial, argumentando que un proyecto de esa naturaleza “podría tener el efecto beneficioso de unir a las personas.

En 2005, James Billington propuso a la UNESCO la creación de una biblioteca digital mundial, argumentando que un proyecto de esa naturaleza “podría tener el efecto beneficioso de unir a las personas.