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Android Things, el sistema operativo de Google para Internet de las Cosas

IoT

Google ha anunciado hoy una nueva iniciativa para lograr que Android se convierta en el sistema operativo de nuestros hogares. Su nombre es Android Things, y no es otra cosa que un sistema operativo altamente optimizado para funcionar con dispositivos inteligentes de bajo consumo como los que forman el Internet de las cosas.

Aficionados y desarrolladores avispados se habrán percatado de que esta no es la primera intentona de Google para colarse en el emergente mercado de los aparatos domóticos. De hecho, Android Things no es otra cosa que una versión remarcada y reformulada de Brillo, un proyecto para crear un sistema operativo derivado de Android para dispositivos inteligentes. Aunque fue anunciado hace algo más de un año, públicamente Brillo no parece haber llegado a ninguna parte.

Su relanzamiento como Android Things, sin embargo, denota el renovado interés de Google en este mercado.

A diferencia de Brillo, la programación para Android Things será una tarea familiar para la comunidad de desarrolladores al utilizar los servicios de Google, Android Studio y el SDK oficial en lugar de herramientas específicas, lo que debería facilitar la adopción de la plataforma.

Igualmente importante es el hecho de que Android Things incorporará un sistema de actualizaciones manejado por Google que simplificará la instalación de parches de seguridad en dispositivos con agujeros detectados, evitando así que puedan ser secuestrados para espiar a los usuarios o lanzar ataques DDoS como parte de una botnet.

Más allá de los productos domóticos estrictamente comerciales, Android Things también funcionará con plataformas de desarrollo amateur como Intel Edison, NXP Pico y la celebérrima Raspberry Pi 3.

Android Things coexistirá con Android para teléfonos y tabletas, así como con Android Wear, cuyo desarrollo sigue adelante a pesar de las dificultades.

Google sigue apostando por su sistema operativo para relojes inteligentes, y de hecho ha anunciado hace poco la compra de la firma Cronologics. Fundada por antiguos empleados de Google, Cronologics solo ha lanzado un dispositivo hasta la fecha, un reloj bautizado como CoWatch que destaca por integrarse con el asistente personal de Amazon, Alexa.

Si querés aprender a desarrollar aplicaciones en Android, esto te va a interesar.

Así fue la trastienda de la película "Snowden" el hacker de la CIA

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Poco parecía quedarle al cine por decir sobre Edward Snowden después de Citizenfour, el deslumbrante y premiado documental con el que Laura Poitras se aproximó a la clandestina intimidad del informante rebelde estadounidense y registró su denuncia de una conspiración de vigilancia digital de proporciones estremecedoras. Pero Oliver Stone retoma y redobla la apuesta en términos de biopic ficcional en Snowden, filme que tiene al conocido Joseph Gordon-Levitt en el rol del tímido pero implacable especialista informático actualmente refugiado en Moscú (Rusia).

Acostumbrado a dirigir thrillers políticos que desacreditan el establishment estadounidense (JFK, Wall Street), Stone era un candidato predecible para hacer Snowden, aunque fue la película en este caso la que lo buscó a él: mientras el director lamentaba su fracasado proyecto de recrear la vida de Martin Luther King (al que se adelantó la oscarizada Selma), el abogado de Snowden en Rusia, Anatoly Kucherena, le ofreció hacer una película de su novela, Time of the octopus (El tiempo del pulpo), una narración de tintes orwellianos inspirada en la historia de su cliente.

Stone tomó el encargo, pagándole un millón de dólares a Kucherena por los derechos del libro (dato filtrado irónicamente en WikiLeaks) a cambio de tomar contacto directo con Snowden. Lo que en un principio parecía imposible se hizo costumbre: el realizador visitó nueve veces al especialista tecnológico en Moscú a lo largo de dos años, dialogando con él ya consciente de que no iba a adaptar la novela del abogado sino representar la biografía verídica de Snowden en la pantalla.


Así, Snowden parte del presente reciente en que el estadounidense adoptó como confidentes secretos en Hong Kong a los periodistas de The Guardian Glenn Greenwald (Zachary Quinto) y Ewan MacAskill (Tom Wilkinson) y la documentalista Laura Poitras (Melissa Leo) para volver atrás al comienzo de la década de 2000, cuando él se formaba en el Ejército y después como experto en seguridad informática en la CIA y más tarde en la NSA (Agencia de Seguridad Nacional).

Con el arrepentimiento patriótico (que recuerda al temprano filme de Stone Nacido el 4 de julio, donde Tom Cruise componía al veterano de guerra activista Ron Kovic) acontece su salida de los Estados Unidos y la divulgación de un escandaloso sistema de cibervigilancia masivo que comprometió al Gobierno estadounidense. Su realista y extrovertida novia Lindsay Mills (Shailene Woodley) cumple un rol clave en esa instancia escapista y solitaria, haciendo las veces de sostén afectivo, moral y humano del perseguido y atribulado Snowden.

El halo paranoico contagió a la producción de Stone, de la que no quisieron hacerse cargo las grandes distribuidoras estadounidenses ni multinacionales en un vergonzoso ejercicio de autocensura. Además, el director tomó precauciones extremas: escribió el guion en una computadora sin conexión a internet, imprimió varias copias, mezcló las hojas y las envió a distintas direcciones, de donde alguien debía recolectarlas, reordenarlas y entregarlas a mano.

Caballero blanco

A su modo, Gordon-Levitt calza con conocimiento de causa en el papel de Snowden, como bien describe un perfil reciente en The Guardian (mismo medio al que el informante confió información clasificada): el abuelo del actor fue un director apuntado en las listas negras de Hollywood, sus padres eran intelectuales judíos que se conocieron en una radio de izquierda y él mismo dirigió un documental autofinanciado sobre el movimiento Occupy.

Pero fue sobre todo su aspecto pálido, delgado y tranquilo lo que convenció a Stone de que era el indicado. Al fin y al cabo Snowden es también un retrato: “Él es un boy scout –dijo Stone–. Es recto y contenido. Tuvo una sola mujer en nueve años. No bebe ni toma drogas ni fuma. No tiene otro vicio más que el de sentarse frente a una computadora, lo que podría tomarse como limitación emocional. Es introvertido y tímido como mucha gente lo es. Es agradable y educado. Tiene epilepsia, cuestión que en el filme puede ser interpretada como la razón de su estrés. Los que me acusan de pintarlo como un caballero blanco no lo conocen personalmente”.

En tiempos de Black mirror y big data, Snowden alimenta la noción de una reactualización de las sociedades totalitarias y del espionaje internacional. Stone: “Todo va hacia una gran colectora de datos. Quién puede negar que algún día un presidente no asumirá y perseguirá de manera retroactiva a los que piensan distinto. Tengo la sensación de que ya nada es privado. Y eso incluye la vida sexual. Le pasa a Snowden en la película. Tiene la idea de que lo pueden estar observándolo a él y a su novia a través de su webcam. Lindsay le dice: ‘¿Qué queda por esconder?’. Y él le responde: ‘Todos ocultamos algo’”.

 

Los 8 programas más influyentes de la historia

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Aunque todos los años son lanzados miles de programas, sólo unos pocos son tan influyentes como para cambiar toda una industria. Son programas que marcaron un antes y un después, y sin los que nuestro día a día no podría ser el mismo.

Winamp, la base de la revolución de los MP3

Winamp llegó en un momento en el que las capacidades multimedia de los ordenadores estaban en su apogeo; ya no necesitábamos un lector de CDs para escuchar música mientras trabajábamos, por ejemplo, gracias a la llegada del formato MP3 que ofrecía una calidad aceptable con un tamaño muy inferior.

A diferencia de otros reproductores, Winamp se caracterizaba por su capacidad de personalización. Su diseño modular era tan complejo como queríamos o necesitábamos, y era compatible con “skins”. Había pocas cosas más satisfactorias que poner un skin de nuestro grupo favorito mientras escuchábamos las canciones.

Netscape, el navegador que hizo más por el mercado cuando murió

A mediados de los 90 cada vez más hogares y negocios tenían una conexión a Internet por módem, y aunque Netscape no llegó a ser el navegador más usado, sí que terminó siendo el más importante.

Netscape fue considerado como el primer navegador web comercial, y el primero que realmente explotaba las capacidades de la web más allá de mostrar páginas web. Era un programa muy completo y ofrecía cualquier cosa que necesitásemos.

Sin embargo, el verdadero legado del proyecto no fue patente hasta después de su muerte, provocada por las tácticas monopolistas de Microsoft al incluir su navegador Internet Explorer por defecto en Windows. Microsoft fue juzgada y multada por ello, tanto en EEUU como en la UE, y por eso los siguientes navegadores que compitieron contra IE lo tuvieron un poco más fácil.

Además, de los restos y el código fuente de Netscape nació otro proyecto que serviría como faro de la Internet abierta durante los años venideros: Mozilla Firefox.

MSN Messenger, la app de mensajería por defecto para mucha gente

Antes de Whatsapp, antes de Telegram, antes de Facebook Messenger, estaba MSN Messenger. La aplicación de mensajería instantánea de Microsoft ha influenciado a todas esas apps y más; no es que cuando salió no existiesen este tipo de programas, claro, y por supuesto que teníamos alternativas como los chat IRC.

Pero MSN Messenger (llamado luego Messenger Live) fue algo mucho más especial, sobre todo cuando alcanzó la versión 6.0 e incluyó funcionalidades como emoticonos, chats personalizados, avatares, y muchas más posibilidades de personalización.

Aunque Microsoft terminó abandonando Messenger a favor de Skype (en parte porque Messenger había atraído la atención de los reguladores al venir preinstalado en Windows), hasta 2014 aún había una buena cantidad de usuarios que lo usaban, sobre todo en China donde su popularidad obligó a Microsoft a mantener el servicio abierto.


Spotify, la revolución de la música por streaming

Si Winamp fue el programa de referencia en la revolución del MP3, Spotify ha hecho lo propio con la revolución del streaming. Luchando frente a los miedos de las propietarias de los derechos y a las dudas de los consumidores, Spotify supo crear una oferta interesante para todo el mundo.

Spotify puso a nuestra disposición millones de canciones a un sólo click de distancia. Por primera vez, escuchar música de manera “legal” era más fácil y sencillo que piratearla, y eso convenció a mucha gente para pagar la suscripción.

Más importante aún, el éxito de Spotify fue un serio aviso a la industria musical de que no se estaban adaptando a los nuevos tiempos; desde entonces van con el pie cambiado, pero poco a poco la oferta de música en streaming es tan, o mas importante que los CDs, e incluso los artistas más populares ya están estrenando sus nuevas obras por streaming. Todo gracias a Spotify.

Wordstar, lo que ves es lo que obtienes

En su momento Wordstar dominaba el mercado con la misma fuerza que Microsoft Word años después. De hecho, Wordstar es el “abuelo” de estos programas, y popularizó la mayoría de los conceptos que usamos hoy en día en los procesadores de texto.

Wordstar fue el primer programa que introdujo la idea del WYSIWYG (what you see is what you get, “lo que ves es lo que obtienes”), por la que el contenido que editamos tendrá una apariencia idéntica o muy parecida al resultado final.

Eso supone, por ejemplo, que cuando cambiamos el tamaño de letra en un documento y lo imprimimos, veremos exactamente el mismo cambio en papel. Esto parece obvio hoy en día, pero en su momento era toda una revolución que facilitaba enormemente la creación de documentos, popularizando el uso de ordenadores en las oficinas.

Chrome, reinventando lo que debería ser un navegador

Finales de la década de los 2000. Internet Explorer dominaba el mercado gracias a que venía preinstalado en Windows, y alternativas como Firefox y Opera tenían que conformarse con una pequeña porción.

Entonces llegó Google, la compañía que dominaba Internet gracias a su buscador, con un nuevo navegador llamado Chrome. El programa no tenía ni la mitad de las funcionalidades de otros programas, la interfaz era tremendamente simple y parecía más una versión “mini” de un navegador que un programa completo.

Pero también era absurdamente rápido, hacía lo que tenía que hacer sin problemas e integraba los servicios y la búsqueda de Google. En la actualidad, Chrome ya es el navegador más usado gracias a este cambio de filosofía. Chrome nos demostró que la cantidad de funcionalidades de un programa es algo secundario para el usuario, y esta línea de pensamiento dio lugar a una nueva generación de startups.

Photoshop, el programa que define la modificación de imágenes

Cuando dices que has visto un “photoshop” muy gracioso, todo el mundo sabe de lo que hablas. No importa que la imagen en cuestión no haya sido editada con el programa de Adobe, porque Photoshop es tan popular que su nombre ahora es equivalente a “imagen modificada”.

Desde luego que no es el primer editor de imágenes del mercado, pero siempre fue el más completo, accesible y popular. Este último apartado tiene más importancia de la que crees, porque cuando buscamos tutoriales y trucos, es mucho más fácil encontrarlos de Photoshop que para cualquier otro programa. Es el pez que se muerde la cola, la popularidad de Photoshop ha dado lugar a más popularidad.

Minecraft, demostrando que no hacen falta millones para triunfar

Minecraft es un juego que no tendría que haber obtenido el éxito que obtuvo. Sus gráficos eran ridículamente simple, su jugabilidad no se parecía a nada que hubiésemos visto antes, y no tenía detrás el nombre de ninguna gran compañía o creador.

Y sin embargo, Minecraft consiguió un éxito mayor que muchas mega-producciones de entonces, y aún hoy en día, ahora propiedad de Microsoft, sigue siendo toda una referencia.

La influencia de Minecraft en la industria probablemente será objeto de estudio por nuestros nietos; no sólo volvió a poner de moda los gráficos “retro” cuadriculados, sino que también creó todo un género nuevo de juegos basados en la exploración, la obtención de materias primas y la construcción.

Más importante aún, Minecraft pertenece a la primera gran hornada de juegos “indies” que demostró que no hacía falta un equipo de cien personas y un enorme presupuesto para crear un juego exitoso. Su creador, notch, inspiró a muchos artistas a dar el paso de crear su propio juego.

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