Cisco: “Todo está cambiando y nosotros haremos que ocurra”
Durante el Cisco Partner Summit de San Francisco Chuck Robbins, CEO de Cisco, habla de Simplicidad, Inteligencia, Analítica y Seguridad como las claves que permitirán acompañar a los clientes en una transformación que ya está ocurriendo.
“Está ocurriendo ahora, y rápidamente”, decía Chuck Robbins, CEO de Cisco, durante la primera jornada del Partner Summit que la compañía celebra en San Francisco, el segundo de este año tras el de San Diego del pasado mes de marzo, la reunión de partners que a partir de ahora se celebrará más cerca de terminar el año. Está ocurriendo que el mundo es digital, está ocurriendo la mayor transformación que hemos visto nunca, está ocurriendo que la conectividad, el servicio al cliente, el ecommerce… están cambiado. Todo está cambiando “y nosotros haremos que ocurra”, decía Robbins a más de 2.100 partners de más de mil compañías y de 88 países diferentes que durante tres días conocerán los últimos lanzamientos de una empresa que ha cambiado mucho en poco tiempo.
“Las empresas quieren ser más eficientes”, decía también Robbins mirando hacia la audiencia y mencionando la movilidad o la analítica basada en localización. La transformación hace que ya no se vendan semáforos, sino “gestión de tráfico”. Los clientes no quieren comprar un producto, continuaba Robbins, sino la experiencia que genera ese producto. “Eso está ocurriendo ahora. Y está ocurriendo más rápido que nunca antes”.
Son muchos los cambios a los que se enfrenta la sociedad, la industria. Nunca se había imaginado el CEO de Cisco -ni nadie en realidad, que durante el primer trimestre de este año había más coches conectados a internet que teléfonos móviles. Eso era en el primer trimestre y estamos en el cuarto… Está ocurriendo, estamos conectando máquinas expendedoras, vehículos, terminales punto de venta, máquinas solares, “estamos conectándolo todo”.
Y aun así sabemos, “probablemente mejor que nadie”, que el 80% de las empresas no tienen la tecnología correcta para llevar a cabo la transformación digital. Lo decía Robbins mirando a los partners, a aquellos que generan el 90% del negocio de la compañía. Y en la que es la mayor transformación tecnológica de la historia, “cuando hablamos con los clientes de conectar millones de ascensores, ¿saben qué les preocupa? Con quién se van a asociar”, porque saben que su futuro depende de esa transformación.
La respuesta de Cisco ante este nuevo reto es innovación; “continuaremos invirtiendo en ayudaros a ustedes y sus clientes”. Y eso sin olvidar la asociación, el partnership, “porque nadie puede hacer esto solo. Nosotros no podemos, ustedes no pueden”. Y continuaba Chuck Robbins diciendo que hay que tomar decisiones sobre por quién apostar, y que “aunque no somos perfectos, no tenemos que convenceros de que vamos a hacer algo porque lo hemos hecho durante 20 años.
Tiene también claro el CEO de Cisco cómo quieren las cosas los clientes, y por eso “cada cosa que hagamos debe ser simple, inteligente, automatizada y segura”. No es tarea fácil, “pero tenemos la capacidad de invertir millones de dólares”, como demuestran las decenas de adquisiciones realizadas por Cisco en los últimos años.
Como no podía ser de otra forma se innovará en la red, pero también en el centro de datos y en conectar a la gente a través de la colaboración. En este punto anunciaba Chuck Robbins los planes de la compañía de aplicar inteligencia artificial y machine learning para llevar más lejos la analítica, la automatización y la seguridad al centro de datos y al core de la red; “las redes han estado viendo todo lo que ocurre durante los últimos 20 años. Ha llegado el momento de desatar ese poder”.
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Ciudades Inteligentes: el objetivo principal de Furukawa
Hace casi 27 años, Tim Berners-Lee estableció la primera comunicación entre un cliente y un servidor utilizando el protocolo HTTP que dio origen a la internet que conocemos hoy. En esa época, una página web se cargaba –con buena suerte- en 1 minuto.
Hoy las velocidades son monstruosas. Cada minuto se envían 150 millones de email, se hacen 2.4 millones de búsquedas en Google, 700.000 personas ingresan a Facebook y Amazon vende $200.000 dólares en mercancías online.
El ritmo de crecimiento demuestra que los consumidores demandan más contenidos y presionan por que las velocidades aumenten.
Las tasas son alucinantes. Por ejemplo en Latinoamérica el tráfico promedio por usuario de smartphone crecerá un 38% al pasar de 1,51 gigabytes (GB) en 2015 a 7,63 GB en 2020, según el Cisco Visual Network Index.
El tráfico por consumo de video IP en la región no se queda atrás. Irá de 0,41GB en 2015 a 2,28 GB en 2020, lo que equivale a un crecimiento del 41%.
Este fenómeno obliga a los proveedores a ir varios pasos adelante en tecnologías y servicios a fin de gestionar a alta velocidad ese maremágnum digital.
A este desafío hay que agregar el enorme volumen de datos proveniente de sistemas de análisis de datos, inteligencia artificial y realidad virtual, así como de las interacciones entre objetos, algo conocido técnicamente como Internet de las Cosas (IoT, su sigla en inglés).
VELOCIDAD Y DISPONIBILIDAD
“Estamos ingresando en una nueva era de la comunicación entre máquinas”, asegura Foad Shaikhzadeh, presidente de Furukawa Industrial y vicepresidente de Furukawa Electric, marcas de origen japonés que conjuntamente facturan $10.000 millones de dólares derivados de vender soluciones que aumentan la velocidad y disponibilidad de la información.
Para comprender mejor este escenario, Shaikhzadeh pone un ejemplo:
“Aunque muchos conocemos los beneficios de pagar una factura desde el celular, pocos llegamos a comprender los procesos que hay detrás”, dice. “La tecnología sustituye el tener que ir hasta el banco en un horario específico, hacer fila, esperar y –solo después de algunos minutos- ser atendido”.
A simple vista, puede parecer sencillo tener tanto confort; sin embargo, debajo de esa interfaz amigable existe un montón de capas de innovación basadas en centros de datos, miles de kilómetros de fibra óptica, sistemas de seguridad, redes inalámbricas (4G LTE y radiofrecuencia), miles de equipos, aplicaciones y software.
También sucede por una serie de mega tendencias como el Big Data, la computación en la nube, la movilidad y el social business.
ALTA DISPONIBILIDAD
“Todas ellas en continua evolución para dar abasto al crecimiento exponencial de nuestras necesidades cotidianas”, prosigue este ingeniero electrónico que presidió la conferencia anual Furukawa Summit 2016 realizada esta semana en la Isla de Comandatuba (Bahía, Brasil), donde se dieron cita 200 integradores, clientes y socios de negocios de todo el mundo.
Su meta es ambiciosa: lograr que Furukawa sea vista como una organización que ofrece altísima disponibilidad.”
Por ejemplo, invertirá $9.5 millones de dólares en ampliar la capacidad productiva de sus tres plantas de manufactura de fibra óptica ubicadas en Palmira (Colombia), Berazategui (Argentina) y Sao Pablo (Brasil).
CIUDADES DIGITALES
Esta inversión ayudará a que las operadoras de telecomunicaciones y empresas de servicios públicos implementen redes capaces de conectar una infinidad de nuevos sensores y dispositivos, desde televisores hasta sistemas de domótica y seguridad caseros.
También habilitará a las ciudades a volverse ‘inteligentes’. Esto les permitirá consumir menos energía, facilitar el transporte de los habitantes, mejorar la eficiencia y lograr una convergencia entre educación, salud y seguridad de los ciudadanos.
En este escenario, Furukawa ha logrado posicionarse rápidamente en ‘ciudades digitales’. Proyectos como Berazategui (Argentina), Cajamarca y Santiago de Surco (Perú), y Guarulhos, Búzios y São Bernardo do Campo (Brasil) dan fe del fervor que sienten los gobiernos por las smart cities.
Shaikhzadeh sabe que la humanidad está pasando por un inminente período de transformación digital. “Es un camino sin retorno”, dice convencido de que las principales industrias requieren de una infraestructura plenamente disponible de procesamiento y almacenamiento capaz de acompañar ese ritmo.
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Rudolf Kálmán: el hombre que posibilitó los avances tecnológicos más extraordinarios
Si no sos ingeniero seguramente nunca habrás oído hablar del brillante inventor Rudolf Kálmán, un ingeniero y matemático nacido en Budapest (Hungría) que falleció el pasado 2 de julio en Gainesville, Florida (EEUU), a la edad de 86 años. Su aportación principal, un algoritmo llamado filtro Kalman, posibilitó muchos de los logros tecnológicos fundamentales de los últimos 50 años. Estos incluyen sistemas aeroespaciales como los ordenadores que permitieron a los astronautas del Apolo aterrizar sobre la Luna, vehículos robóticos que exploran nuestro mundo desde las profundidades de los mares hasta los planetas más lejanos y casi cualquier proyecto que necesite calcular el estado del mundo a partir de datos farragosos.
Para las personas que han estudiado cualquier forma de robótica, control o ingeniería aeroespacial durante las últimas cuatro décadas, el epónimo filtro de Kálmán habrá sido igual de esencial para su trabajo de lo que es el teorema de Pitágoras para los alumnos de instituto que se preparan para los exámenes de acceso a la universidad.
Esto se debe a que los ingenieros de control saben que sólo se puede controlar lo que se puede medir. Cuanto más precisa sea la medición, mejor se podrá controlar.
Consideremos el reto al que se enfrentaron los ingenieros encargados de diseñar los ordenadores del Apolo a principios de la década de 1960. Los datos brutos de los ordenadores, mediciones de sensores como giroscopios, acelerómetros y radares, eran inherentemente ruidosos y estaban llenos de errores aleatorios y engorrosas imprecisiones. Cuando uno se embala hacia una luna rocosa a alta velocidad, esos errores pueden aguarle la fiesta.
Es necesario filtrar todo este ruido y realizar el mejor cálculo posible de dónde nos encontramos en cada momento y lo rápido que nos desplazamos. También hemos de conocer el grado de precisión de los cálculos, en un sentido estadístico, puesto que puede resultar desastroso creer que uno va mejor de lo que realmente va. Y todo esto ha de suceder en fracciones de segundo mientras la nave se precipita hacia su destino, intenta realizar un alunizaje o enhebra el hilo de una ruta de entrada mientras la nave vuelve a penetrar la atmósfera de la Tierra.
Allí es donde entró Rudolf Kálmán. Publicó un ingenioso algoritmo recursivo de cálculo en 1960. El filtro cumpliría el objetivo de calcular y prever variables críticas como la ubicación, la dirección y la velocidad de forma precisa en presencia de mediciones ruidosas, e incluso calcularía el ruido. Otros, como el inventor cibernético Norbert Wiener, habían abordado este problema con anterioridad, pero Kálmán personalizó su solución para el mundo emergente de los ordenadores digitales y el procesamiento de datos en tiempo real.
Cuando el módulo lunar Apolo 11, controlado por Neil Armstrong y un programa de software, realizó su famoso aterrizaje sobre el Mar de la Tranquilidad, el filtro Karman se aseguró de que los datos de ubicación en tiempo real procedentes del sistema terrestre de radar en la Tierra concordasen con los sensores de a bordo. Al escuchar las grabaciones, se oye a Buzz Aldrin cantando los cálculos del filtro Kalman mientras Armstrong aterrizaba sobre la Luna.
Casi el mismo cálculo, con filtros Kalman modernizados, se ejecuta continuamente dentro de nuestros smartphones. El sensor de GPS del dispositivo proporciona coordinadas del mundo real sobre la faz de la Tierra, mientras sus acelerómetros detectan pequeños y rápidos movimientos. Cada uno incluye ruido e imprecisiones de diferentes tipos. El filtro Kalman los combina para sacar el mayor provecho a ambos mundos. Cuando un coche entra en un túnel se pierde la señal de GPS, pero el filtro Kalman aun así logra una navegación por estima bastante buena hasta que el vehículo aparezca por el otro lado y el dispositivo se conecte de nuevo al sistema de GPS.
Pero eso es sólo el principio del impacto que el trabajo de Rudolf Kálmán tendrá sobre el mundo. Dentro de la próxima década, el filtro Kalman se ejecutará en tecnologías de consumo que cambiarán nuestras vidas de maneras igualmente profundas.
Los mismos problemas de orientación y navegación a los que se enfrentaron los ingenieros del Apolo hace 50 años, el de cómo ubicar objetos con precisión dentro de la inmensidad del espacio, siguen afectando a los ingenieros de hoy mientras diseñan coches autónomos capaces de navegar con seguridad dentro de ciudades inteligentes, videojuegos de realidad aumentada y compañeros robóticos para trabajar en la planta de las fábricas y en los domicilios.
Todas estas invenciones requieren informaciones precisas, o "microubicaciones", en algunos casos a escala de milímetros, para asegurarnos de que los coches autónomos se estacionen dentro del garaje en lugar de sobre el césped del jardín, de que el casco de realidad virtual nos permita volar sin vomitar y de que nuestros compañeros robóticos de confianza nos echen el café a nuestras tazas en lugar de sobre el regazo. Esto significa miles de millones de filtros Kalman.
Después está internet de las cosas, la muy esperada infraestructura del conectado e inteligente mundo del futuro. Internet de las cosas requerirá filtros Kalman en billones de objetos inteligentes para guiarlos hasta donde queramos que estén, en nuestros entornos de trabajo, en nuestras casas y en todos los ámbitos de nuestras vidas.
Entonces tal vez Kálmán se una por fin a Jobs, Gates y Zuckerberg como un nombre cotidiano.
Vía: MIT Review