Breve historia de la Fibra Óptica
Las ondas de luz son una forma de energía electromagnética y la idea de transmitir información por medio de luz, como portadora, tiene más de un siglo de antigüedad. Hacia 1880, Alexander G. Bell construyó el fotófono que enviaba mensajes vocales a corta distancia por medio de la luz. Sin embargo, resultaba inviable por la falta de fuentes de luz adecuadas.
Con la invención y construcción del láser en la década de los 60 volvió a tomar idea la posibilidad de utilizar la luz como soporte de comunicaciones fiables y de alto potencial de información, debido a su elevada frecuencia portadora 1014 Hz. Por entonces, empezaron los estudios básicos sobre modulación y detección óptica. Los primeros experimentos sobre transmisión atmosférica pusieron de manifiesto diversos obstáculos como la escasa fiabilidad debida a precipitaciones, contaminación o turbulencias atmosféricas.
El empleo de fibras de vidrio como medio guía no tardó en resultar atractivo: tamaño, peso, facilidad de manejo, flexibilidad y coste. En concreto, las fibras de vidrio permitían guiar la luz mediante múltiples reflexiones internas de los rayos luminosos, sin embargo, en un principio presentaban elevadas atenuaciones.
En 1966 se produce un gran hito para los que serán las futuras comunicaciones por fibra óptica, y es la publicación por Kao y Hockman de un artículo en el cual se señalaba que la atenuación observada hasta entonces en las fibras de vidrio, no se debía a mecanismos intrínsecos sino a impurezas originadas en el proceso de fabricación. A partir de esta fecha empiezan a producirse eventos que darán como resultado final la implantación y utilización cada vez mayor de la Fibra Óptica como alternativa a los cables de cobre:
1970 Corning obtiene fibras con atenuación 20 dB/km.
1972 Fibra Óptica con núcleo líquido con atenuación 8 dB/km.
1973 Corning obtiene Fibra Óptica de SiO2 de alta pureza con atenuación 4 dB/km y deja obsoletas a las de núcleo líquido.
1976 NTT y Fujicura obtienen Fibra Óptica con atenuación 0,47 dB/km en 1.300 nm, muy próximo al límite debido a factores intrínsecos (Rayleigh).
1979 Se alcanzan atenuaciones 0,12 dB/km con fibras monomodo en 1550 nm. También en 1975 se descubría que las F.O. de SiO2 presentan mínima dispersión en torno a 1300 nm, lo cual suponía disponer de grandes anchuras de banda para la transmisión, en cuanto la dispersión del material de la fibra constituye un factor intrínseco limitativo. Las nuevas posibilidades que ofrecían las F.O. también estimularon la investigación hacia fuentes y detectores ópticos fiables, de bajo consumo y tamaño reducido:
1970 Primer láser de AIGaAs capaz de operar de forma continua a temperatura ambiente. Sin embargo, el tiempo de vida medio era de unas pocas horas. Desde entonces, los proceso han mejorado y hoy es posible encontrar diodos láser con más de 1.000.000 horas de vida media.
1971 C.A. Burrus desarrolla un nuevo tipo de emisor de luz, el LED, de pequeña superficie radiante, idóneo para el acoplamiento en F.O. Por lo que se refiere a los fotodetectores, los diodos PIN y los de avalancha a base de Si, fueron desarrollados sin dificultades y ofrecían buenas características. Sin embargo, no podían aplicarse en longitud de onda > 1100 nm. El Ge era un buen candidato a ser utilizado para trabajar entre 1100 y 1600 nm, y ya en 1966 se disponía de ellos con elevadas prestaciones eléctricas. Sin embargo, la corriente de oscuridad (ruido) del Ge es elevada y da motivo a ensayos con fotodiodos con materiales como InGaAsP. El primer PIN de InGaAs se realiza en 1977.
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Películas de otras décadas cuya trama habría cambiado con la tecnología
Gestos tan cotidianos como buscar las valoraciones que tiene un hotel o un restaurante antes de hacer una reserva o consultar la vida de tus amigos en las redes sociales es algo que no era nada habitual en la década de los 90. Hoy en día nuestras rutinas han cambiado radicalmente y por eso nos resulta tan extraño ver ciertas situaciones en películas y series de hace 10 años o más. Por ejemplo, en la primera temporada de Friends, Chandler fuma tranquilamente dentro del Central Perk, ¡algo que nunca aparecería en un estreno reciente!
Con estos avances tecnológicos, hay tramas de antiguos filmes que actualmente no tendrían ningún sentido y aquí hemos recopilado algunos casos.
Psicosis
Marion Crane debería haber hecho una búsqueda rápida con su iPhone antes de llegar al Bates Motel. Si lo hubiera podido hacer, habría encontrado que se trata de un alojamiento sucio, tétrico y con un dueño muy rarito. Seguramente no habría reservado una habitación.
Grease
Sandy y Danny también habrían pasado un verano fantástico pero seguro que no habrían olvidado darse su número de teléfono para hablar por Whatsapp o sus Facebooks. Así habrían mantenido el contacto y Danny sabría que su novia iba a convertirse en su compañera de instituto.
Tienes un e-mail
El argumento central de la película habría cambiado radicalmente si se hubiera estrenado en la actualidad. Eso de conocerse en un chat ya no se lleva, en su lugar tendrían una cuenta de Tinder o en Badoo y se habrían puesto una fotografía en su perfil, por lo que el personaje de Meg Ryan sabría con quién está hablando desde el primer momento. El título también tendría que cambiarse por algo como Tienes un DM.
Mi pobre Angelito
La película podría repetirse hoy en día -aunque sería muy raro que al imprimir las tarjetas de embarque o al enseñarlas en el móvil no se diesen cuenta de que Kevin no está con ellos- pero la familia habría tenido muchas otras opciones para comunicarse con el pequeño, no sólo por teléfono. Quizás podrían haber usado el wifi del avión para enviarle un mensaje, llamarle por Whatsapp o contactar con un vecino.
El proyecto de la Bruja de Blair
La tecnología no habría solucionado la maldición de la bruja y seguramente habrían acabado muertos igualmente, pero no se habrían perdido en el bosque. En la película, terminan sin saber dónde ir porque uno de ellos ha tirado el mapa al río, pero en la actualidad cualquiera de ellos llevaría navegador en el móvil u otro tipo de GPS.
Jungla de cristal
Todo hubiese sido más fácil con un teléfono móvil en el bolsillo, una cosa que solemos llevar siempre con nosotros. John McClane habría podido utilizarlo para aletar de la situación rápidamente.
Vacaciones en Roma
Audrey Hepburn interpreta a una princesa que hace una visita oficial a Roma. Está harta de sus compromisos y el protocolo obligatorio, así que decide escaparse para llevar una vida normal y corriente. Algo que sería impensable en la actualidad, ya que enseguida estaría perseguida de paparazzis, gente subiendo fotos suyas en Twitter y sería muy extraño que su pretendiente no la reconociese tarde o temprano.
Independence Day
En 1996 la gente tenía otro concepto del hackeo informático y los protagonistas podían darle a un par de teclas para simular que habían invadido el sistema informático enemigo, aunque fuese alienígena. Hoy en día los espectadores tienen más conocimientos sobre internet y seguridad y esta escena quedaría algo ridícula.
El Club de los Cinco
Posiblemente les quitarían los móviles nada más entrar en la sala de castigo, pero resulta divertido pensar que a los jóvenes de hoy en día les resultaría mucho más complicado comunicarse con otros compañeros sin tener su móvil delante.
Kids
La película dirigida por Larry Clark impactó tras su estreno ya que retrataba a una generación corrompida por las drogas, el sexo sin protección y el SIDA. En el filme, Jennie trataba de encontrar a Telly para advertirle de que le había pegado el SIDA. Actualmente, esta enfermedad ya no es un problema tan actual y la juventud está fuertemente influenciada por las redes sociales, por lo que podrían haber utilizado Facebook o Whatsapp para contactar con Telly y advertir al resto del grupo de la situación.
La revancha de lo Analógico
A mediados de 2014, el escritor y periodista canadiense David Sax asistió al Demo Day de Toronto, uno de esos megaeventos tecnológicos donde los creadores de startups se suben a un escenario para presentar uno tras otro sus últimos inventos. Sax escuchaba con atención las charlas cuando, de pronto, miró a la audiencia y se dio cuenta de algo curioso: los inversionistas y los representantes de gigantes como Google y Microsoft no estaban tomando notas en sus iPhone o laptops, sino que escribían en simples libretas Moleskine.
Muchos esos emisarios provenían de Silicon Valley, la meca estadounidense de la tecnología y donde también funcionan empresas como Apple, Facebook y Netflix. Por eso era extraño y sorprendente que usaran lápiz y papel para guardar sus ideas. Intrigado por este fenómeno, Sax se lanzó a interrogar a cuanto ingeniero y programador se le cruzó y descubrió que casi todos poseían algún desgastado bloc de apuntes. “¡Esta es mi compañía!”, le llegó a decir un emprendedor mientras abrazaba firmemente un cuaderno.
Sax, quien escribe para medios como Vanity Fair, New Yorker y Bloomberg, investigó más a fondo y se dio cuenta de que el fervoroso uso de blocs y libretas era un síntoma de un cambio más profundo. Esa transformación es la que describe en su nuevo libro La venganza de lo análogo (Revenge of Analog), publicado esta semana y que detalla cómo procesos, métodos y productos no computarizados que, supuestamente iban a quedar obsoletos ante el avance tecnológico, están resurgiendo con fuerza en la misma industria que parecía haberlos aniquilado y también en áreas más cotidianas como la música y los juegos.
Es lo que ocurre, por ejemplo, en empresas como Twitter, Dropbox y Pinterest, cuyos técnicos prefieren los Post-It y los tradicionales pizarrones para plasmar sus ideas. “No están reemplazando sus software de diseño con papel. Una vez que el boceto avanza a una fase más concreta, el proceso pasa a un computador donde la idea se refina y se pone a prueba. Pero se dieron cuenta, que un concepto siempre terminaba teniendo un mejor desarrollo cuando su diseño no partía en una pantalla”, escribe Sax en su libro. Otro caso de estudio es el de Google, que en 2009 creó un curso liderado por su diseñador John Skidgel y que hoy se imparte a todos quienes elaboran sus productos. En esas clases les enseñan a delinear ideas usando sólo papel y lápiz, bocetos que hoy se han convertido en el primer paso para la creación de cualquier nueva aplicación de la empresa.
Desde Canadá, Sax explica que el renacimiento de las herramientas análogas no se produjo porque la tecnología sea dañina. “Lo que sí ocurrió es que se asumió que una vez que lo digital lograra hacer las cosas de forma más rápida, barata y fácil lo análogo simplemente desaparecería. Pero después de un tiempo, la gente empezó a ver los beneficios de lo análogo bajo otra luz. El mercado está respondiendo a este fenómeno con bienes y servicios, como nuevas tiendas de discos”, señala.
El mismo autor recalca que este fenómeno no es pura nostalgia. “De hecho, muchos de sus fans son millennials que se ven atraídos por una utilidad primigenia. Optar por una tecnología menos moderna puede parecer como algo sin sentido, pero los humanos no son máquinas a las que siempre se les pide encontrar la solución más lógica. En lo esencial la experiencia humana sigue siendo profundamente análoga, sin importar cuántas plataformas virtuales adoptemos”, dice.
Scott Unterberg está a cargo de la división Creative Cloud de Adobe y maneja el desarrollo de programas tan conocidos como Photoshop. Pero también es el gestor de Project Breathe (Proyecto Respiración), una iniciativa que nació en 2008 en la sede de San Francisco. Se trata de sesiones de 15 minutos a la semana en las que los trabajadores meditan bajo la supervisión del propio Unterberg, quien aprendió este método en el Tíbet y la India. El éxito fue tal que hoy el proyecto se aplica en todas las oficinas de Adobe en el mundo e, incluso, Google, Facebook y Twitter han replicado la experiencia.
Adobe complementó estas sesiones con la entrega de una caja de cartón llamada “Kit para construir ideas”: en su interior hay objetos como Post-It, sobres de café, chocolates, lápices, una libreta, láminas que describen cómo concretar un concepto y una tarjeta de crédito con mil dólares de cupo. “El objetivo es que las personas se enfoquen en las ideas y no se sientan presionadas por detalles tecnológicos que los distraen”, explica en el libro Kush Amerasinghe, un científico computacional que ayudó a crear el set. No es tan descabellado si se considera un estudio publicado por las universidades de Princeton y California en 2014 y que muestra que tomar notas en papel es más eficiente que hacerlo en un computador en términos de comprensión y memorización.
Facebook también se dio cuenta del potencial de estos recursos. En 2010, dos diseñadores de su equipo de marketing crearon el Laboratorio de Investigación Análoga, una iniciativa personal donde básicamente imprimían carteles con lemas como “Muévanse rápido y rompan cosas”. Everett Katigbak, actual manager de diseño en Pinterest y gestor del laboratorio, explica en el libro de Sax que todo partió como un intento de incentivar a sus colegas de una forma más humana y no tan centrada en métricas y datos. La iniciativa llegó a oídos de Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, y hoy tiene su propio presupuesto y personal de tiempo completo. “La misión es provocar y promover la creatividad en la gente”, explica Tim Belonax, actual diseñador del proyecto.
Quizás uno de los ejemplos más extremos de la rebelión análoga es el de Toyota. En 2014 esta fábrica automotriz empezó a retirar varios de los robots que usa en Japón y los reemplazó con operarios de carne y hueso. Sus objetivos eran dos: asegurarse de que los empleados realmente entendieran el trabajo que hacían y pudieran reaccionar cuando una máquina se estropeara. Lo segundo era lograr que los procesos fueran de mayor calidad y más eficientes, porque la automatización estaba creando sólo técnicos promedio y carentes de la experticia necesaria.
“No podemos depender simplemente de máquinas que repiten la misma tarea una y otra vez. Para ser el amo de la máquina, primero tienes que tener conocimientos y habilidades que enseñarles a esa máquina”, dijo en su momento Mitsuru Kawai, líder del proyecto de Toyota, a la cadena Bloomberg. Para Sax, definir cómo seguirá evolucionando este fenómeno es difícil porque en cierta medida dependerá de cada individuo: “Amo los vinilos, pero los juegos de mesa no son mi pasión. Escribo mis libros y artículos en un laptop y no en una máquina de escribir, pero siempre uso libretas para mis entrevistas. Lo que buscamos es la mezcla correcta de herramientas para experimentar e interactuar con el mundo”. A la larga, concluye, mientras haya “gente real en este mundo real lo análogo no se irá a ninguna parte”.
Vía: La Terecera