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Historias reales que no hubiesen sucedido sin la tecnología

Lion

Un milagro no es solo algo inexplicable y atribuido a la intervención divina, es también algo raro, extraordinario, maravilloso. Algo como encontrar geoglifos en la estepa kazaja o descubrir un paraíso perdido en medio de Mozambique a través de Google Earth; localizar a un bebé en menos de una hora en medio del atentado con un camión en Niza el pasado julio gracias a Facebook; o reencontrarse con una mascota tras años de búsqueda…

Hace un par de décadas, hallazgos como esos podrían haberse considerado milagros, hoy son solo consecuencias del avance y el desarrollo de la tecnología, son esa segunda acepción, eventos raros, extraordinarios y maravillosos que suelen provocar la emoción de los protagonistas, y después de quienes leen esas historias

El 14 de julio de 2016, 84 personas murieron atropelladas por un camión que circulaba a 90 kilómetros por hora en la Proménade des Anglais, en Niza. Un atentado que volvía a colocar a Francia como objetivo del yihadismo. A solo 150 metros de aquel terror vive la francesa Joy Ruez, que abrió la puerta de su casa justo después de haber escuchado los disparos con los que la policía abatió al conductor del camión. Allí se refugiaron varias personas del caos de la calle, entre ellas, una pareja que había recogido un bebé perdido mientras huían.

Llamaron a la Policía y al Samur, que nunca llegaron, así que decidieron subir un par de fotos del niño a Facebook por si alguien lo reconocía: "Si alguien reconoce a este bebé o conoce a sus padres o alguien cercano, por favor que se manifieste... ¡Gracias por difundir!". Poco después alguien comentó la imagen para explicar que una mujer estaba buscando a un bebé en otro post de esa misma red social: "¡Buscamos! Hemos perdido un bebé de 8 meses, amigos de Niza. Si lo habéis visto o lo tenéis, por favor, ¡¡¡contactadme a este número!!!". Era la tía del bebé, Tiava Banner, que llevaba una hora viendo como su publicación se expandía hasta pasar los 22.000 compartidos.

Ruez les escribió y les envió las imágenes del niño, y, aunque dudó al principio si entregar al bebé a alguien desconocido, dejó de hacerlo cuando vio al abuelo llorar al volver a verlo. En algo más de dos horas, un bebé había desaparecido en medio de una multitud aterrorizada y había regresado a casa.

El mismo año de la llegada de la herramienta de Google Earth, el zoólogo Julian Bayliss, con base en Mozambique, localizó una masa de vegetación no identificada mientras buscaba bosques para meter en proyectos de conservación. Tres años después, en octubre de 2008, el botánico Jonathan Timberlake lideró una expedición hasta el Monte Mabu mozambiqueño. 28 exploradores de seis países africanos y europeos vieron por primera vez un bosque de unos 60 kilómetros cuadrados donde descubrieron nuevas especies animales y vegetales.

También así, buscando algo concreto en Google Earth, Dmitriy Dey, un kazajo amante de la arqueología dedicado a la economía en horario laboral, encontró en 2007 los geoglifos de la estepa, alrededor de 260 montículos, zanjas y terraplenes que forman cuadrados, cruces, anillos y líneas en la región de Turgai, al norte de Kazajistán que, según las investigaciones posteriores, pueden llegar a tener hasta 8.000 años

Y exactamente lo mismo fue lo que ocurrió con la vida de Saroo Brierley, un niño que un día, jugando con su hermano, se perdió en una estación de tren en India y que, 25 años después, pudo volver a casa gracias a unos cuantos recuerdos borrosos y muchas horas haciendo zoom en Google Earth. Esa historia se ha convertido en Lion, una película del debutante Garth Davis a partir de la autobiografía de Saroo, Un largo camino a casa (Ediciones Península).

Después de licenciarse en la universidad, en 2009, el deseo, intenso, de saber dónde estaba su familia y quiénes eran se convirtió en una búsqueda continua haciendo clicks sobre los mapas de Google Earth. Ordenó los pocos recuerdos que tenía –estaciones de tren, una presa, una fuente, un puente, un tanque industrial- y empezó por donde creía que era más lógico: Calcuta. Desde allí, los raíles de los trenes se esparcían como una enorme telaraña. Después de varias semanas sin ningún resultado, abandonó.

Tres años después, con un Google Earth mejorado y una conexión a Internet más rápida, Saroo se hizo la promesa firme de encontrar el lugar donde había nacido. Pensó que si se había quedado dormido en un tren al atardecer y a la mañana siguiente estaba en Calcuta, habrían pasado unas 12 horas. Tenía que averiguar a qué velocidad iban los trenes a mediados de los 80 en India y así, relacionando velocidad y tiempo tendría una zona más específica en la que buscar. 960 kilómetros fue el radio que calculó y siguió reduciendo a partir de ahí eliminando aquellos lugares en los que no se hablase hindi y donde hacía frío. Pasaron meses. Y Saroo llegó a estar hasta seis horas al día sobrevolando coordenadas a través de una pantalla. Hasta que un día, creyó encontrar lo que había estado buscando…

María Elena Cartaya encontró a Duke, un rottweiler, vagando por una carretera de Miami una tarde de mayo de 2015, sucio y cojeando, lo subió a su coche y lo llevó a una clínica veterinaria. Allí, después de una exploración, el veterinario Juan Santamarina quiso comprobar si el animal tenía microchip. El Sistema de Identificación de Avid dio un resultado: Joshua Edwards.

Cartaya y el veterinario localizaron a aquel hombre, pero cuando le dijeron que habían encontrado a Duke, Edwards no lo creyó. Duke había desaparecido en 2007, siendo todavía un cachorro, y Edwards lo había buscado durante meses, poniendo carteles, peinando cada calle, llamando a cada puerta. Al final desistió, creyendo que alguien lo había robado.

El martes 19 de mayo de 2015, Edwards fue hasta el Hospital Animal Tamiami para volver a encontrarse con aquel perro que ya no era un cachorro, era un rottweiler de casi diez kilos. Duke se quedó parado frente a él, que se había arrodillado, lo olisqueó durante unos segundos y empezó a lamerlo. Ambos volvieron juntos a la casa de donde había desaparecido ocho años antes.

 

¿Cómo aprovecha Cisco el talento humano de las empresas que adquiere?  

Cisco Founders


En la industria tecnológica abundan casos de "startups" que fueron adquiridas por gigantes para potenciar áreas particulares de interés. Por lo general, los fundadores de las empresas vendidas continúan con otros emprendimientos o se pierden en el olvido.

No es el caso de Cisco Systems, cuya área llamada "Founders Forum", está integrada por los creadores de las más de 193 empresas que Cisco fue adquiriendo a lo largo de su historia. Matt Cutler es uno de ellos y pasó a integrar este "comité de notables" cuando vendió su empresa Collaborate.com.

Él, junto a 8 socios más, son integrantes del Foro. "La innovación no solo tiene que ver con lo que haces y lo que tienes en tecnología, sino también en cómo lo haces", explica Cutler.

El objetivo de esta práctica es alentar a esos ex-fundadores a seguir pensando nuevas ideas y aprovechar su experiencia para transmitírsela a los más jóvenes de la empresa. Hilton Romanski, el fundador de este grupo selecto, afirma: "No hay ninguna otra compañía que tenga a su disposición cientos de CEOS para aprovechar su experiencia". Y está en lo cierto, ya que es sabido que por el momento ninguna otra compañía del sector tiene está práctica institucionalizada.

El "Founders Forum" se reúne trimestralmente en las oficinas de San José y analiza, desde una perspectiva adquisitoria, qué áreas o empresas de interés para la compañía pueden ser sondeadas. Además, reflexionan sobre cómo mejorar el proceso de adquisición teniendo en cuenta la experiencia de sus miembros.

Romanski dice que muchos clientes ya se han beneficiado de la tarea de estos foristas. Por ejemplo, los líderes de los proveedores de SaaS comprados por Cisco han ayudado a las empresas a integrarse de forma óptima con otros servicios.

Sin embargo, en Cisco son conscientes que no podrán retener a todos todo el tiempo, pero balancean estas pérdidas empleando al resto de los equipos, como sucedió con Meraki, cuyo fundador se fue luego de 2 años pero sus ex compañeros de trabajo continúan en Cisco.

Rod Randall, otro ex ejecutivo miembro del Foro, afirma que todo esto le parece una excelente idea, ya que muchas veces el ex fundador no sabe cómo seguir luego de una adquisición. "Este Grupo es una combinación de energía, curiosidad, audacia y egos, que si son bien administrados pueden ver cosas que otros no ven", finaliza Randall.

De esta forma, Cisco reconoce el talento de estos innovadores y genera su propio dinamismo para estar a la vanguardia de un mercado muy competitivo.

Todo el poder al usuario: el proyecto que busca devolvernos el control de los datos en Internet

blockchain

La red informática mundial, descentralizada en su génesis, ha caído poco a poco en las manos de unas pocas empresas que poseen la información que los usuarios generan. Así han nacido varias iniciativas para 'redescentralizar' internet y devolver a los internautas el poder sobre sus datos. En esta lucha, la tecnología 'blockchain' —el alma tras la criptomoneda bitcoin— jugará un papel esencial.

Cuando visitamos una tienda de zapatillas 'online', la página nos invita a registrarnos a través de plataformas como Facebook en un único y cómodo clic. Este sistema, conocido como Single Sign-On, evita al cliente el tedioso proceso de tener que escribir sus datos. A cambio, Facebook —o Twitter, o Google— se convierte en el garante de nuestros datos: en cualquier momento podemos entrar en la red social y revocar los derechos de acceso a nuestra información que hemos dado a terceros.

Frente a todos ellos surge Blockstack, una 'startup' que busca lo mismo... pero utilizando 'blockchain', un sistema que funciona de forma descentralizada y en el que se basa la moneda electrónica bitcoin.

'Blockchain' es una base de datos en la que todas las personas que forman parte de la red cuentan con una copia completa de toda esa información. "Es una red distribuida en la que nadie es el dueño, lo son todos y ninguno a la vez. Por eso los datos se almacenan de forma mucho más segura", explica el Blockchain CTO de Grupo Barrabés, Alberto Gómez.

La 'startup' quiere cambiar cómo nos registramos en una web, y cómo compartimos nuestros datos con las empresas. "Quieren llevar el 'blockchain' que hemos visto en el bitcoin a la gestión de identidades", aclara Gómez. La idea les acaba de dar una inversión de cuatro millones de dólares por parte de Union Square Ventures y ha atraído la atención de Microsoft, que ya colabora con ellos para materalizar Blockstack en un 'software' de código abierto que verá la luz este año.

"Empresas como Amazon y Facebook van a competir con este sistema porque quieren convertirse ellas en el Single Sign-On de todas las demás, pero Blockstack está creando sistemas de información que el resto no tiene", comenta Gómez. Tarjeta de crédito, dirección postal, talla del pie.. la 'startup' pretende crear un perfil con toda la información del usuario, cuyo acceso por parte de terceros puede controlar en todo momento.

En el caso de Blockstack, la empresa 'guardiana' es sustituida por un 'software' que los propios usuarios instalan y que almacena los datos de todos los clientes. Gómez asegura que todos guardan toda la información, "pero no pueden leerla porque está cifrada". Los sistemas de criptografía modernos permiten que "solo el cliente y la empresa autorizada" accedan a los datos.

El modelo de negocio, hablemos de Blockstack o de Facebook, es el mismo: cobrar a las empresas por conseguir esos datos. Una tienda 'online' de zapatillas, por ejemplo, puede pagar un céntimo por evitar que el usuario tenga que introducir nombre, país y correo electrónico. Gómez considera que es "muy rentable", ya que la tasa de abandono en los registros es altísima: "¿Ese céntimo hace que más usuarios llenen el carrito de la compra? Sí. ¿Compensa? Ya te digo que sí".

Los sistemas descentralizados como el bitcoin también tienen desventajas, pues detrás no hay un banco o un gigante de la tecnología que se responsabilice en caso de fraude. Por otro lado, algunos usuarios valorarán que sus datos no estén en manos de una compañía, una porción que según la experiencia de Gómez es "muy pequeña".

Blockstack no es el único proyecto que busca volver a descentralizar internet. El padre de la web, Tim Berners-Lee, lleva un par de años trabajando en Solid desde su laboratorio del MIT. La filosofía es la misma: asegurar que el usuario es dueño de sus datos y elige a qué aplicaciones los cede y durante cuánto tiempo. Pronto los internautas tendrán la libertad de elegir si quieren que su privacidad la gestione Facebook... o ellos mismos.

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