Cada vez que completas un Captcha estás trabajando gratis
Si aún no sabes cómo funcionan los captcha, puede que te sorprenda saber que buena parte de ellos están basados en el trabajo gratis.
CAPTCHA viene de “Completely Automated Public Turing test to tell Computers and Humans Apart”, “Test de Turing complétamente automatizado para distinguir entre ordenadores y humanos”. El nombre lo dice todo, ¿verdad?
Fue creado a principios de los 2000 por el equipo dirigido por Luis von Ahn, cuando el problema de los bots empezó a resultar más evidente. El concepto básico de los Captcha es modificar una imagen con palabras, letras o números de tal manera que un programa OCR (de reconocimiento de caracteres) no sea capaz de distinguirlos, pero sí una persona normal.
Captcha no era un sistema perfecto, claro, como se demostró cuando los spammers empezaron a contratar a cientos de personas por cantidades irrisorias, principalmente en China, únicamente para resolver Captchas uno detrás de otro.
Pero funcionaba lo suficientemente bien como para dejar fuera a muchos bots, al menos. Pero a von Ahn no se le escapó la ironía de que tantísimas personas estuviesen descifrando palabras que no tenían ningún significado ni propósito, y se propuso arreglar esto.
Así nació reCAPTCHA, un nuevo proyecto basado en la misma idea, pero con una base diferente. En vez de aplicar filtros y estirar las letras dispuestas aleatoriamente, reCAPTCHA obtenía las palabras de una enorme base de datos de páginas escaneadas con algún tipo de problema, como por ejemplo, fallos de impresión, palabras impresas hace tanto tiempo que habían perdido la tinta, palabras escritas en papel roto o mojado, o palabras raras que no estaban en ninguna base de datos.
Si te fijas, reCAPTCHA siempre muestra dos palabras, una de las dos tiene un significado conocido en la base de datos, y la otra no ha podido ser reconocida por el software OCR. Cuando rellenamos un reCAPTCHA, en realidad el sistema sólo comprueba que hemos escrito bien una palabra, la que sabe cuál es.
En el caso de la palabra desconocida, guarda lo que hemos escrito, y una vez que suficiente gente ha escrito lo mismo, guarda el nuevo significado en la base de datos. Por lo tanto, en la práctica sólo tenemos que escribir una de las dos palabras que vemos para pasar el test, pero para eso tendríamos que saber cuál de las dos es la palabra desconocida para el sistema (aunque en algunos casos es fácil de ver).
¿Qué idea más loca, emplear a los propios usuarios para que hagan tu trabajo de manera gratuita, verdad? Pues curiosamente hubo mucha gente interesada en la tecnología, empezando por el periódico The New York Times, con su base de datos de periódicos viejos que no era capaz de consultar porque los ordenadores no eran capaces de leerlos.
Poco después el proyecto reCAPTCHA llamó la atención de Google, y el resto es historia. El gigante de Internet tenía gigantesca tarea por delante, escanear y digitalizar todos los libros que existen para el mayor catálogo online de la red, Google Books.
La compañía se había encontrado con el mismo problema, tenía acceso a una gran cantidad de material pero no tenía manera de descifrar automáticamente los papeles doblados, las tintas desaparecidas y las manchas de café. Así que reCAPTCHA fue una de las compras más claras de su historia.
Así fue como toda Internet ayudó a Google a digitalizar libros, de manera gratuita, y ofreciendo un servicio contra bots al mismo momento. Eso hasta hace dos años, cuando quedó claro que los spammers habían conseguido la tecnología y la potencia necesaria para pasarse estos test sin problemas.
Entonces nació noCAPTCHA, una nueva versión que ya no pide introducir palabras, sino que se basa en detalles como nuestra navegación, nuestras cookies y nuestro comportamiento; basándose en esos datos, Google puede llegar a la conclusión de que somos usuarios verídicos, y sólo tendremos que pulsar en una casilla para demostrar que no somos un bot.
La alianza estratégica entre Fundación Proydesa y BBVA Francés con repercusión en España
La alianza entre BBVA Francés y Fundación Proydesa para llevar adelante el programa "Mi Primera Empresa", fue noticia en el principal portal de noticias del sector bancario de España: www.noticiasbancarias.com
También el sitio Mendoza Opina realizó una nota sobre las becas entregadas a los jóvenes de la Asociación Civil La Educadora Compañía de Jesús, en la provincia de Mendoza, en el marco de este Programa.
Esta es la nota completa del portal español:
BBVA Francés ha entregado la semana pasada el premio a los ganadores de la primera edición del Programa Mi Primera Empresa.
Asimismo, la filial en Argentina de BBVA entregó 42 nuevas becas del Programa de Educación Financiera Becas de Integración BBVA Francés a jóvenes de la Asociación Civil La Educadora Compañía de Jesús en la provincia de Mendoza.
BBVA Francés y la Asociación Civil La Educadora Compañía de Jesús, trabajan en conjunto desde el año 2008 en el Programa de Educación Financiera Becas de Integración; durante estos años han entregado 807 becas al Centro Educativo Padre José María Llorens.
A través de un comunicado, han detallado que el acto de entrega de becas se llevó a cabo en la Sucursal de BBVA Francés de Mendoza, ubicada en Avda España, 1342, donde participaron los alumnos becados junto con sus padres, el equipo de trabajo de la organización y el equipo de la Sucursal y del Programa de Educación Financiera Becas de Integración de BBVA Francés.
Por su parte, en el Centro Educativo Padre José María Llorens, potavoces de la entidad señalaron que el Programa Mi Primera Empresa, realizado en alianza con la Fundación Proydesa, tiene como objetivo que los alumnos desarrollen habilidades para proyectar su primera empresa.
También precisaron que el programa contó con dos módulos: un taller online, de un mes de duración, donde los alumnos aprendieron los contenidos necesarios para armar un Plan de Negocios; y un concurso, en el que se premia al mejor Plan de Negocios de cada institución con un premio de 10.000 dólares (8.880 euros).
Días atrás, BBVA Francés entregó ocho nuevas becas de estudio del programa de Educación Financiera Becas de Integración BBVA Francés, a estudiantes seleccionados por la Fundación Brazos Abiertos, en Posadas. Se trata de una cuota mensual de 900 pesos (58 euros) que recibirán los beneficiados, para que finalicen la secundaria sin inconvenientes económicos.
6 cosas que están en vías de extinción gracias a Internet
Muchas partes de nuestras vidas actuales se encuentran ligadas directa o indirectamente con Internet y muchas de las cosas que hacíamos décadas atrás, cotidianamente, han pasado a ser algo extraordinario por su excepcionalidad. Como también han pasado a serlo objetos que no hace mucho convivían diariamente con nosotros y de un día para otro han dicho adiós o se han quedado en un segundo plano.
Los SMS como forma de comunicación habitual
En los tiempos que corren, es inevitable echarse a reír cuando una operadora pretende colarnos una tarifa con la increíble virtud de tener mensajes de texto gratis e ilimitados. En los 90 hubiese sido una genialidad, pero en pleno 2016, es casi una broma de mal gusto si no somos una persona ajena a la tecnología y los planes de datos. Los SMS, con la llegada de Internet y sobre todo de los teléfonos móviles con buena conexión, han tenido que marcharse al cajón de lo vintage.
Aplicaciones como WhatsApp o Telegram los han condenado al ostracismo y solamente les queda, muy meritoriamente, la función de brindarnos códigos de verificación de servicios online, informarnos del envío de un paquete o servir de notificación para enterarnos de que se nos están acabando los datos, por ejemplo. Lo de mensajearse compulsivamente ya no es lo que era.
Los periódicos o revistas en papel como principal vía de información
Periódicos y revistas en papel continúan vendiéndose, pero ya no los compramos como antes. Conforme las conexiones a la red se han ido popularizando, la forma en que las personas se informan ha ido cambiando. Si antes uno se acercaba al quiosco y se compraba un diario, ahora se siente frente al ordenador o saca su móvil del bolsillo, y accede a su medio favorito o bucea entre enlaces que encuentra en las redes sociales.
Al igual que la televisión y la radio influyeron en su momento en la situación de la prensa escrita tradicional, con las posibilidades infinitamente más abiertas de la red el consumo de información muta.
La correspondencia entre personas
Parémonos a pensar detenidamente unos instantes. ¿Cuándo fue la última vez que abrimos nuestro buzón y encontramos en él una carta que no sea ni una factura, ni publicidad, ni una notificación de alguna administración pública? Seguramente mucho. Y si no, seguramente fuese una excepción.
Las cartas han quedado para temas oficiales, para facturas —aunque cada vez más se van imponiendo las electrónicas— y otro tipo de avisos que poco tienen que ver con mantener una comunicación entre dos personas sobre asuntos más o menos personales. Internet y el correo electrónico, son los grandes responsables.
Los videoclubs y el alquiler de películas en físico
finales del siglo pasado el negocio de los videoclubs era rentable. Era un sector pujante, los establecimientos abiertos en cada ciudad se contaban por decenas y los fines de semana se llenaban de usuarios en busca de películas que disfrutar. Eran la alternativa a las salas de cine y sus precios eran populares.
Pero el escenario cambió con la democratización de los ordenadores primero y de las conexiones a Internet relativamente rápidas después. Todo el mundo demandaba equipos con grabadora de DVD, las copias caseras se hicieron comunes y más tarde las descargas mediante P2P se extendieron. En apenas unas décadas los videoclubs dijeron adiós.
El fax y parte de sus envíos
La telecopia, como también es conocido el fax, era lo más parecido a enviar una imagen adjunta en un correo electrónico que se tenía años atrás, antes del triunfo de la tecnología digital, e inicialmente fue un elemento imprescindible en las redacciones de los periódicos. Y como todo, se popularizó, y con el tiempo la mayoría de empresas y no pocos particulares adquirieron uno.
Sin embargo, con la llegada de Internet y el e-mail, el envío mediante señales eléctricas a través del sistema telefónico de documentos e imágenes ha caído en desuso hasta circunscribirse a ámbitos muy concretos. Ejemplo es el de las compañías aseguradoras, el sector bancario, el energético o el judicial, por entre otros motivos la validez jurídica que se le suele otorgar a este tipo de comunicación
La censura total
Sin Internet, hace unos años, vivir en un país gobernado de forma autoritaria, con la censura inmiscuyéndose en cualquier asunto, era tener sin mucha alternativa posible una venda en los ojos informativamente hablando.
Desgraciadamente, esto todavía es así en muchos lugares del planeta, pero gracias a Internet, las personas que disponen del equipamiento adecuado pueden acceder con relativo éxito —mediante tecnologías como Tor— a contenidos prohibidos en sus territorios. Un pequeño aunque insuficiente avance.
Otros métodos de saltarse en parte o totalmente la censura son emplear proxys reconfigurados, usar redes privadas virtuales, utilizar los servicios de un proveedor de Internet no restringido de un país vecino o modificar los servidores DNS. Este último método, por ejemplo, fue el empleado por los turcos para saltarse el bloqueo de Twitter en su país antes de las elecciones municipales del año 2014, publicitando las DNS públicas de Google 8.8.8.8 y 8.8.4.4. Funcionar, funcionaba.